ITACA
Cuando emprendas el viaje hacia Itaca,
ruega que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
A los Lestrigones, a los Cíclopes
o al fiero Poseidón, nunca temas.
No encontrarás tales seres en el camino
si se mantiene elevado tu pensamiento y es exquisita
la emoción que te toca el espíritu y el cuerpo.
Ni a los Lestrigones, ni a los Cíclopes,
ni al feroz Poseidón has de encontrar,
si no los llevas dentro del corazón,
si no los pone ante ti tu corazón.
Ruega que sea largo el camino.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que -¡ Con qué placer, con qué alegría!-
entres en puertos antes nunca vistos.
Detente en los mercados fenicios
para comprar finas mercancías,
madreperla y coral, ámbar y ébano
y voluptuosos perfumes de todo tipo,
tantos perfumes voluptuosos como puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
para que aprendas y aprendas de los sabios.
Siempre en la mente has de tener a Itaca.
Llegar allá es tu destino.
Pero no apresures el viaje.
Es mejor que dure muchos años
y que ya viejo llegues a la isla,
rico de todo lo que hayas ganado en el camino,
sin esperar que Itaca te de riquezas.
Itaca te ha dado el bello viaje.
Sin ella no habrás emprendido el camino.
No tiene otras cosas que darte ya.
Y si la encuentras pobre, Itaca no te ha engañado.
Sabio como te has vuelto, con tantas experiencias,
habrás comprendido lo que significan las Itacas.
Cavafy, Cien Poemas
Monte Avila Editores, Altazor
Traducción de Francisco Rivera
1 comentario:
Grande, grandisimo Kavafis.
Te imagino, por alla, en ese paraiso.
Te mando un abrazo.
Cinzia
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