Taxi de Órganos
Juan llegó a recogerme media hora antes de lo previsto y, como yo tenía todo listo, me despedí de mi príncipe dormido y bajé, con la esperanza de llegar rápido al aeropuerto y quizás tomar un vuelo más temprano.
Como no soy de esas personas que se montan en un taxi y enmudecen, con cierto aire de superioridad, sino que más bien soy de las que le saca conversación hasta a las piedras, más rápido que llegar al distribuidor Ciempiés ya había empezado con mi entrevista, no sin antes ir aflojando el terreno con un “hoy no está tan mala la cola”, “Caracas se ha vuelto un infierno, supongo que con el trafico hace menos carreras y gana menos, claro”, “mis hijos siempre llaman a su línea cuando tienen que regresar de noche, la cosa esta tan peligrosa…
Juan resultó ser un hombre que dos años atrás había dejado su trabajo de toda la vida, la carpintería, porque la cosa empezó a ponerse difícil. Tiene 3 hijas. Todas estudian, trabajan y viven en Estados Unidos. Una de ellas va a recibir la ciudadanía pronto. Su esposa esta en este momento allá, visitándolas y por eso el aprovecha para trabajar de noche.
“De 12 a 3 de la mañana se hace un buen dinero. Hay muchos chamos que usan taxis de línea por la inseguridad.
Me cuenta que normalmente se levanta temprano y hace dos viajes al aeropuerto de Maiquetía. A 75 mil bolívares la bajada y 78 mil la subida, restándole los 12 mil bolívares diarios que tiene que pagar a la línea, Juan gana un promedio de dos millones setecientos mil bolívares. Mil doscientos y pico de dólares, a dólar bolivariano, el legal, el barato.
No está mal. Y lo que le toma en hacer los cuatro viajes depende de la trocha o la carretera vieja. A veces, como hoy, se corre con suerte y tardamos una hora y quince para llegar de Caracas al aeropuerto.
Lo que menos le gusta de su trabajo… el transporte de órganos. Si! Su línea tiene un contrato para recoger y entregar órganos de donantes a recipientes.
“A veces uno llega por decir a Valencia porque hay algún donante que se esta muriendo pero luego el tipo tarda horas y no termina de morirse y uno se tiene que quedar ahí el tiempo que sea hasta que se muera y vengan los familiares y eso, luego los médicos que tienen que sacar lo órganos y después que le den a uno el permiso, bueno, como el papel de propiedad de los órganos para el traslado porque hay que tener esos papeles. Una vez a un compañero mío lo pararon y se lo llevaron preso porque no tenía los papeles, pensaron que era un traficante de órganos.
Llegamos a mi destino., “que tenga buen viaje señora” Hasta luego Juan, muchas gracias.
Juan encendió su carro y se fue. Posiblemente a recoger un pasajero que llega, o no.
A veces Juan no va solo en el carro, aunque lo parezca. A veces va con 3 o 4 órganos de alguien que acaba de morir. Es como viajar con partes de un pasajero… que no conversa.
3 comentarios:
Ostras...
Qué historia!
Gracias por no guardartela!
"A veces Juan no va solo en el carro, aunque lo parezca. A veces va con 3 o 4 órganos de alguien que acaba de morir. Es como viajar con partes de un pasajero… que no conversa."
Uff, ¡hay tantas historias por allí sin ser contadas!
Los taxistas siempre tienen historias extraordinarias, pero esta superó todas las que había escuchado antes...
Salu2!!
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