15.10.06

Curitas...itas...itas

Publicaco en la Fábrica de Curitas de Los Hermanos Chang - 4 de Octubre, 2006 Año 1, No. 8
Maria Dolores Torres

Cuando yo era chiquita, mamá decía que las curitas sanaban todo. Y yo me lo creía… y de verdad sanaban casi todo – lo externo-, al menos eso parecía.

Luego fui creciendo y comencé a preguntarme por qué mi mamá no usaba curitas para sus heridas. Pero claro, es que como ni siquiera se veían, ¿dónde se las iba a poner? Ella lloraba y lloraba y yo, desesperada, trataba de ver si encontraba alguna curita que le sirviera y, sobre todo, buscaba dónde ponérsela sin encontrar el lugar apropiado – porque el alma no se ve desde afuera – solo un atisbo a través de los ojos, pero ahí no se podían pegar las curitas.

Ahora que soy grande -y además de seguir viendo a mamá con heridas no curadas, tengo las mías propias- ya no creo en las curitas. Parece que no sirven para los adultos, a menos que sea para las heridas de niño-adulto, como un raspón en la rodilla, un dedo cortado por un cuchillo de cocina o un pellejo comido por la ansiedad.

No por casualidad se llaman curitas, en diminutivo. Las heridas de los niños suelen ser pequeñas y externas (la mayoría de las veces, porque hay otras que ni quiero nombrar). Además, los niños creen más en la magia. A nosotros los adultos casi siempre se nos olvida.

Entonces, para nosotros los adultos no se han inventado curas (no curitas) que sirvan.

Si yo tuviera tiempo y paciencia, crearía algunas, las empacaría en cajitas para venderlas en las farmacias y seguro me haría millonaria. Al menos cicatrizaría una de mis heridas: la pelazón.

Curas para el despecho, curas para el fracaso o los sueños no alcanzados, curas para el remordimiento, curas para la culpa, curas enormes para el dolor que vemos en nuestros hijos y que nos duele más que todo lo demás. Curas de todos los tamaños para las angustias económicas, curas gigantes para sanar al país. Curas para las heridas auto inflingidas (porque se nos olvida que el karma lo cobra todo), curas para los vicios (incluyendo el vicio a la depresión).

Producción en masa de curas para el ego herido, para la menopausia y andropausia, para la frustración que sentimos frente a la imagen en el espejo – heridas causadas por la creencia de la eterna juventud.

Curas a precios solidarios para todos los padres que han perdido hijos asesinados a mansalva en guerras (de países, de barrios, de hambre… porque hay muchos tipos de guerras).

Curas para la envidia, la desconfianza, la desesperanza, la añoranza.

Curas para las heridas causadas por la viveza de otros, por el abuso de poder, por las mentiras que nos creemos.

Curas para el pesimismo que se nos contagia por lo que vemos, escuchamos y leemos en los medios de comunicación o en los mails de los amigos.

Curas infinitamente largas para sanar la sensación de vacío en el alma por creer que estamos solos en este mundo, que muchas veces parece más bien el infierno.

Inventaría también una mamá o un papá como los de una infancia “ideal”, que nos siguieran poniendo las curitas aún después de estar nosotros viejos, vinieran a arroparnos en la cama esos días en que todo parece salir mal y se quedaran a nuestro lado hasta que nos quedáramos dormidos, contándonos un cuento de hadas de curitas que sanan todas las heridas, como los de príncipes que con un beso resucitan a las princesas dormidas desde hace siglos (muertas, pues).

Al final creo lo que casi todos necesitamos es una cura para la fe, pues sabemos que algo existe -por allí adentro o allá arriba- que sana, que ayuda, que cura todo (algunos lo llaman Dios), pero que con el dolor y las angustias, se nos olvida a cada rato.

Mientras tanto, pues a reírnos de nuestras heridas, a seguir pagando psicoterapias y medicamentos de recipe morado, y a echarle bolas para no morir mientras alguien inventa esas curas, o recuperamos la fe en la magia de nuestra infancia

PD. La palabra “curita” no sale en ningún diccionario. ¿Será que las soñamos?

1 comentario:

Israel Centeno dijo...

Hola María Dolores, llegué a tu blog por los hermanos chang, estoy dando vueltas y me agrada.
¿En vedad eres profersora de fotoshop? ¿das clases o lago así?




Saludos



citicenteno@gmail.com

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