Publicado sin fotos porque ando con banda angosta.
28 de Octubre 2004
Otoño en un suburbio elegante de Chicago. Sin más trabajo que sacar a pasear al perro de una vecina por $100 mensuales y vender en e-bay la “basura” que bota la gente de mi barrio todos los jueves por la noche.
Estoy flotando en un limbo. Un limbo de incertidumbre que a veces tiene colores de otoño brillantes y bellos, música y sonrisas, pero otras -las más- es gris, frío, húmedo, silencioso y muy triste.
Quiero regresar a mí país, a mis hijos, a mi familia, a mis panas, a todo lo que amo y a todos los que me aman. Quiero regresar a mi casa, a mi ventana con vista al Ávila, a mis calles conocidas –porque aquí me pierdo-, a mi panadero, a mi kiosco de periódicos, a mi conserje, a mis vecinos, a mis colas, a mis días de Diciembre, a mi mar, a mi sol y mi calor, y sí, también a mis huecos en la calle.
Quiero regresar a mi idioma, a mi tierra, a mis raíces; a la vida en la que era alguien, tenía cédula, licencia de conducir y permiso para ser yo sin que me miren como una extraña. A la vida que me pertenecía por haberla cultivado.
Hoy me siento gris, húmeda, triste y sola.
No sé a dónde me lleva el destino y tampoco sé si debo remar en alguna dirección particular o si debo dejar que me lleve la corriente.
Es triste saber que lo que añoro ya no es lo que tuve antes – una patria libre. Que “mi casa” es ahora un país diferente al país en el que crecí. Que el tiempo pasa y las horas parecen alejarse cada día más de lo que uno sueña, al mismo tiempo en que nos ponemos más viejos. Que nuestros hijos nunca podrán salir a la calle sin miedo, al menos no por ahora.
Qué triste sentir que el exilio pueda ser “mas conveniente” que estar en casa.
Qué triste ver como un país tan hermoso se ha convertido en un mar de rabias, trampas, desesperanzas y venganzas, muertes y sangre, injusticia, desesperación, codicia, miedo y rabia, angustia, tristeza y resignación.
No sé si el deseo de regresar viene de mis sueños, de mis recuerdos o de la soledad que se siente en un país al cuál no perteneces. No sé si estoy cometiendo una equivocación al regresar, no se si la cometí cuando salí de casa creyendo que encontraría algo mejor. Ya no sé realmente qué es lo que quiero, porque lo que deseo parece imposible y lo que necesito parece inalcanzable.
Solo sé que extraño a mis hijos, mi familia, mis panas, mi casa, mi ventana, mi Ávila, mi panadero y al señor del kiosco de periódicos.
Ahora: En Febrero de 2005 regresé a casa. No ha sido fácil, pero no me arrepiento. Hoy digo que de aquí no me saca nadie – sino la muerte. Pero de eso nadie puede estar seguro.
7 comentarios:
Dios!!! nunca me había sentido tan acompañada en un texto, regrese el año pasado del exterior, con las mismas dudas y los mismos miedos. Intento llenarlos de palabras, para derrumbar la incertidumbre.
gracias por la compañia
Besos Caro
Por nada Caro, gracias por la visita.
Ahora ando con banda flaca porque se me echo a perder el modem y no hay en CNATV, pero me gustaría contactarte, si no te importa, porque quiero hacer un reportaje sobre la gente que se fue y regresó, como tú y como yo. Hay muchas variables dentro de cada caso de emigración y quiero escribir sobre los diferentes casos. Mandame tu mail al mio, ok?
Nos hablamos, beso
Muy convincente. Hermoso.Transmites una gran esperanza, la ilusión infinita de mejorar. Aunque lo que más me gustó es tu afirmación: "de aquí no me saca nadie".
saludos.
Nodriza!!!! estás como yo rompiéndo el pasaporte. Verdad que es muy sentido. Yo al menos estoy convencida de que un zacudón nos hacía falta para amr a nuestro país. Pero es que el zacudón ya va por CATACLISMO!!!!!
ojalá podamos quedarno y lograr que Vzla sea para todos.
No sabes que con girar 10 cms. la cabeza veo ese cielo, el mar, las palmeras, los veleros y de noche la luna que me ha privilegiado porque sale en mis narices!!!!
No cambio esto o el Ávila por nada en el mundo
Besos
Arcángel, no sé si convincente es la palabra... quizás si hubiera estado en otras circunstancias, no lo hubiera sentido así. Hay muchas cosas que influyen y mi situación allá fue particularmente difícil. Pero fue mi experiencia y hoy siento que de aquí no me saca nadie. No estoy segura, y dependerá de lo que se desarrolle en el país, de mis propias posibilidades y de las decisiones de mis hijos.
Pero algo si te digo, nada como la gente de nuestro país, el humor fue una de las cosas que me hizo regresar.
Gata, pasaporte bolivariano tengo, lo que no tengo es visa alguna ni dinero para pasaje (con lo que me gusta viajar!) Quién sabe si dentro de un tiempito servirá de algo tener pasaporte y dinero para pasaje que no sea en balsa...aunque sea de Pto.la Cruz a Margarita.
En cuanto pueda... no sé cuándo ni cómo, te visito.
PD.
Detesto las letricas para poner comentarios, nunca las pego. Te mande correo con comentario a tu post de hoy. Trate de ponerlo en tu blog mil veces y creo que no lo logré.
Beso,
Qué problema con los exilios, con las ganas de estar y no estar. Deberíamos ser dioses a veces, omnipresentes.
Hola María Dolores, soy Victor y estoy contigo en el taller de No Ficción de ROC. La verdad es que es primera vez que visito tu blog, y leer este texto me ha tocado bastante. En fin de año tuve el chance de ir a los EEUU y desde hace un tiempo la posibilidad de irme a vivir a otro país, me ha estado rondando la cabeza como un zamuro. Y digo zamuro porque creo que es lo más apropiado, porque no quiero irme. Pero como tú bien dices: de eso nadie está seguro,
un abrazo
Publicar un comentario