Empecé a trabajar con la fotografía hace muchos años. Mi especialidad siempre fueron los niños. Ahora, esos niños han crecido y se están casando. Nunca imaginé que terminaría tomando fotos de matrimonios, pero la vida da muchas vueltas.
Es algo irónico que justamente haya empezado en esta rama de la fotografía después de mis dos fracasos maritales, cuando he llegado a una etapa de mi vida en la que pienso que convivir con otra persona es la tarea más jodida que nos impone la vida a los seres humanos. Sobre todo cuando se trata de una pareja, que no es de nuestra propia sangre y a quien no le hemos dado la vida, como a los hijos, de los que a veces también nos provoca divorciarnos, pero eso no existe.
Cuando tengo en el visor de la cámara esas miradas de amor como la de la foto, de inmediato me viene a la cabeza una imagen, con los mismos personajes, pero dentro de unos añitos, por no decir meses. Ella gritándole a él dónde coño estuvo hasta tan tarde. Él, medio sarataco, diciéndole que no es lo que ella piensa.
Y cuando contestan al cuestionario del padre o rabino, y juran permanecer juntos hasta que la muerte los separe, se me aparece -como en una alucinación- parado junto a ellos, el o la abogada que los divorciará años después, activando un cronómetro gigantesco que lleva en la mano, justo cuando el sacerdote dice, pueden besarse.
Cuando dicen el “Sí, acepto”, lejos están de imaginarse las frases que vendrán después. “Coño, volviste a dejar la poceta mojada”, “en esta casa nunca hay nada que comer”, “te toca levantarte a cambiarle el pañal al bebé”, “no, yo trabajo mañana y tu no haces un coño en todo el día”, “¿un coño? Qué bolas tienes tú, si quieres yo me voy a tu oficina y tú te encargas de los 3 chamos todo el día de mañana”, “esta noche no, me duele la cabeza, el vientre, tengo la regla, estoy mamada”, “a ti siempre te duele algo”, “tú mamá es una metida”, “con mi familia no te metas”, “¿Qué te pasa?” , “¿A mi? Nada. Deja la preguntadera”…
Admiro a las parejas que han ganado en la lucha contra la convivencia y que han logrado sobrevivir como matrimonio a los miles -o más bien millones- de momentos en los que lo que provoca es salir corriendo cuando no cometer un asesinato, a veces múltiple. Pero admiro a los que han sobrevivido y hacen de verdad una buena pareja, no a los que se han mantenido juntos por las apariencias, por el interés económico, por el miedo a quedarse solos. Esos hacen mucho más daño a las parejas que vendrán, dando a sus hijos una idea ficticia de lo que es un matrimonio bueno.
Confieso envidiar esa mirada de amor en los recién casados que piensan que todo será tan lindo como la ceremonia, la fiesta, el vestido y el álbum de fotos.
Ojalá pudiéramos quedarnos a vivir en ese momento, congelados, hasta que la muerte nos separe.
Nota: Para los lectores no venezolanos, he puesto un link al diccionario de venezolanismos (La Chuleta Venezolana -dícese Chuleta a los apuntes en papel, en la piel o en la pared, que preparan los estudiantes venezolanos para copiarse en los exámenes del colegio o universidad) en la columna derecha del blog. Allí pueden buscar todos los términos que les suenen raros. Una manera de ayudarles a entender nuestro idioma particular.
15 comentarios:
Qué cierto ¿quién puede con esa convivencia que acaba con todo?
A nosotros no nos enseñaron eso.
Antes era cadena perpetua. Ahora matrimonios desechables.
Me gusta tu manera de escribir las cosas. Se lee tan cerca que casi te ves con el traje de novia.
La foto es muy bella. Ojalá duren esos dos.
saludos
Me voy a casar dentro de unos meses y estoy preocupado por el futuro. Ahora caigo aquí por casualidad y me encuentro con este texto. Joder, que se ve difícil por donde se mire.
Y luego bajo un poco y me encuentro con el texto del chaval manipulador. Creo que mejor desaparezco.
María ¡gracias por compartir tus vivencias! Son toda una experiencia vivida. La convivencia es difícil es verdad, pero deja también muchísimas satisfacciones, por ejemplo, los hijos, el amor, la compenetración con otro ser humano, crecer juntos, progresar, evolucionar, envejecer los dos, disfrutar de cada instante,viajar, cocinar, amarse..
Con todo respeto, me atrevo sin conocer al Señor "Alberto" a expresarle parte de mi experiencia antes de que tome la decisión: Soy un hombre que tiene más de 20 años de casado feliz, considero que a pesar de todas esas cosas que narra sinceramente nuestra admirada María, en mi caso ha valido la pena el matrimonio.
Es cierto que ocurren todas esas cosas que nos cuenta María y que son muy difíciles de sobrellevar; pero también es verdad que al pasar el tiempo y saberlas vencer con amor verdadero, tolerancia y piadosa actitud hacia el ser que adoramos, todo suele volverse una simplicidad ante la inmensidad y la gigantesca dimensión que cobra la vida en pareja.
En mi caso no recomiendo a nadie que se case, ni aconsejo que lo haga, solo le sugiero que tenga claro dos cosas:
º-La primera, es que en el matrimonio una mente se casa con otra mente, por lo tanto debe deducirse que el matrimonio no es algo puramente físico; no se limita al encuentro de dos cuerpos en la experiencia sexual, sino que es el encuentro de dos mentes distintas, diversas, disímiles, que deben intentar convivir, congeniar, acordar.
º-La segunda, es que en el matrimonio dos personas comparten su tiempo, sus sueños y esperanzas, y trabajan juntas para realizar sus planes y cumplir sus objetivos conjuntos.En el matrimonio se forma, de lo que fueron dos, una nueva unidad; el hombre y la mujer se esfuerzan por alcanzar la unidad, la armonía, la paz y la felicidad. Siendo así, casarse "bien", ¿no es una de las cosas más importantes que se puedan hacer en la vida?.
La felicidad de encontrar la persona indicada se describe en proverbios 31:10: "mujer virtuosa, ¿quien la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas".
Obviamente la mujer que encuentra un buen esposo sentiría la misma euforia que el hombre al encontrar una "buena" esposa. Si usted, pues, no es casado y espera serlo algún día, su primer cometido es encontrar la persona correcta.
Para esto es necesario pedir consejo y hablar con sinceridad y franqueza. Pero es también de vital importancia ser uno mismo la persona adecuada y desarrollar las cualidades que producen la felicidad en una relación.
Los hombres y las mujeres somos diferentes no solamente en lo físico sino en lo emocional.
Comprender tanto las diferencias físicas como las emocionales es una de las claves más importantes del éxito matrimonial. Y a estas diferencias debemos agregar aquellas que son peculiares a causa de nuestro origen y nuestro pasado.
El Apóstol Pedro captó la importancia de esto: Hace mucho tiempo instruyó a las parejas así: "vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como vaso más frágil (en lo físico), y como coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo" (I Pedro 3:7).Aquí, comprimida en un solo versículo de la Biblia, encontramos una de las claves más importantes de la felicidad matrimonial: comprenderse el uno al otro.
El nuestro no es un mundo "unisexo". En el principio, cuando Dios creó al hombre y a la mujer, instituyó el matrimonio y la familia humana. En el matrimonio, el aporte tanto del hombre como de la mujer es imprescindible para el éxito de la relación.
El matrimonio es un esfuerzo concertado.La felicidad matrimonial exige un 100%. Cada uno debe considerar en un 100% las necesidades y el aporte del otro.
Este en mi opinión es el tipo de matrimonio que resulta verdaderamente feliz.
El Apóstol Pablo instruyó tanto a los maridos como a las mujeres: "Someteos unos a otros en el temor de Dios" (Efesios 5:21). Luego citó al Génesis, donde habla de la intención que tuvo Dios originalmente al crear la unión matrimonial: " Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne".
Cuando un hombre y una mujer se hacen uno en el matrimonio, cuando se forma este equipo, el resultado es la felicidad, el resultado es la felicidad matrimonial. Pero cuando la unión se ve quebrantada por rencillas y egoismos (como los que describe brillantemente nuestra amiga María), la relación sufre menoscabo...y por eso fracasan "algunos" matrimonios.
Es esencial, para que un esfuerzo conjunto salga adelante, que cada miembro del equipo reciba aprecio por su contribución.
El matrimonio Alberto, no es estático. La vida está llena de altibajos, de tiempos buenos y malos, de triunfos y tragedias. Los momentos difíciles ponen a prueba el matrimonio, pero es así como la unión crece y cambia. El paso de los años debe traer sabiduría. Podemos y debemos aprender de nuestros errores. La sabiduría promueve éxitos nuevos.
La familia que crece unida en conocimiento y sabiduría establece una base sólida para tener una vida felíz.
Una sola cosa le aconsejaría a quien desee contraer matrimonio:No vaya usted al matrimonio pensando principalmente en esperar recibir sino convencido de dar. Y dar muchísimo de si mismo, de su tiempo y de su vida. La clave es necesitarse mutuamente. En mi caso necesito tanto a mi mujer, que ya no puedo estar más sin ella.
Por cierto que soy Abogado, y con todo respeto por la opinión de mi buena amiga María, te digo que los abogados no somos quienes en realidad divorciamos a las parejas, se divorcian ellos.
Perdonen lo largo,¿viste María lo que nme has motivado a hacer con tu maravilloso post?
Un gran saludo
Araña, gracias por tus halagos. Para mí, al menos, la convivencia a sido muy dura. Habrá parte mía y habrá parte de los que escogí como pareja. Nunca los defectos están en un sólo lado
Alberto: Casate, igual uno siempre tiene que intentar las cosas. Ahora, yo recomiendo que convivas primero con tu pareja antes de tomar la decisión de tener un hijo. Casados o no.
Arcángel: Se ve que tienes una buena pareja, los admiro. Pero si te pones a hacer una encuesta, son los menos! Creo que te voy a poner en el no. 3 de la lista de buenas parejas que conozco.
Y ya se que no es el abogado el que divorcia a la pareja, era un decir. Lo que la divorcia es la intolerancia, o la pesa de la balanza inclinada con mucho hacia el lado negativo.
Saludos
no sé, sigo siendo ingenua y pensando que hay quienes se aman- aman-aman por siempre. son pocos. son privilegiados. (aunque el siempre, por supuesto, incluya peleítas, arrecheras, incomprensiones, dudas)
MD:
Yo agradezco textos como éste. Uno se pasa la vida hablando de naderías y evitando asomar la verdadera cara. Tú le preguntas a un pana: "Chamo, y cómo estás tú?" Y te responde que full de trabajo, que echándole bolas. Como si la vida fuera el trabajo. Como si echarle bolas ya fuera una respuesta lo suficientemente concreta. A mí me provoca siempre insistir: "Pero tú, panita, cómo estás tú. No me cuentes del trabajo ni me cuentes del país de Chávez, yo quiero que me cuentes de ti".
A mí lo que me gusta de estos posts es que siento que hay una mirada, una piel, alguien que te dice: "joder, yo me siento así o yo soy así". Esa honestidad, además de arriesgada es hermosa.
Maga, yo también pienso que hay quienes se aman, aman, aman, pero creo que son pocos, muy pocos, no los que se aman, sino los que están lo suficientemente sanos como para escoger bien y mantenerse juntos toda la vida.
José, gracias por el agradecimiento. Con respecto a lo que dices que te contestan cuando preguntas a alguien ¿cómo estás? te digo que pienso y siento lo mismo que tú. Lo que pasa es que uno sabe que la mayoría de la gente espera esa respuesta y no la verdad. A veces práctico con esta respuesta cuando me lo preguntan. ¿De verdad quieres que te diga cómo estoy?. Verás la cara que te pone la gente!!
Amiga mía, parece que hay más de una coincidencia en la forma de pensar de nosotras las "contemporáneas" que por X o por Y, aprendimos a "golpe y porrazo" que no hay cuentos de hadas y que el único príncipe es el de las historias en papel, porque hasta en los sueños las cosas son inciertas...
Cómo es que es el dicho?? Más quiero a mi perro...
Saluditos.
Ophir
Ophir, tienes toda la razón, por eso ahora tengo dos perras en casa!
Ay, que horror, que mala influencia para los jóvenes....
un beso,
MD
Yo creo que todo es cuestión de tolerancia, esa es la palabra clave para vivir en pareja, es dificil, pero se puede..alguien por allí me envió un escrito que decía lo siguiente "La familia es como un cactus que se riega de vez en cuando, mientras que la pareja es como una flor que necesita de cuidados diarios"
te dejé el primer comentario del post y desapareció!!!
Hermes entró de espalds a mi vida y sigue así!!!
Yo pienso como tú.
Lo de la CONVIVENCIA!!!! qué vaina tan fregada
yo debo ser de otro planeta pero ya no creo que puedo convivir ni conmigo.
Pero igual es lindo creer en el amor, creo recordar!!!!
y me casé la 1ra vez para toda la vida!!! y de verdad me lo creí.Lo que pasó es que yo pensaba que TODA la vida era mas cortico
María Dolores, ¿entonces la solución es el lesbianismo zoofílico?, interesante...
Vivir en pareja es casi imposible, digo "casi" porque cada vez somo menos hábiles para la prestidigitación. Se puede "estar" en pareja con cierta facilidad, "vivir", eso, eso es otra cosa.
Borges, que todo lo ilumina, dijo que "Nuestro vivir es una serie de adaptaciones, vale decir, una educación del olvido"
Nooooo José, nada de lesbianismo zoofílico. Al menos no para mí. Si ya es difícil la convivencia entre un hombre y una mujer, por hablar idiomas tan distintos, mucho más difícil debe ser la convivencia entre dos mujeres, de diferente sangre, pues las mujeres somos mucho más enrolladas que los hombres.
Y Borges tenía razón. Si no fuera porque olvidamos, ninguna mujer tendría un segundo parto y mucho menos un segundo marido!
No digas que "hasta que el abogado nos separe" este solo formaliza lo que ya es realidad, siempre interviene en la ruptura un tercero que hace de "pareja sentimental" querida, querido, amante, etc.
Por cierto, en Epicentro Hispanico, vi algunas inquietudes suyas con relacion a Ecuador. Le invito a mi blog, pues todavia aparecen dentro de los temas recientes, algunos analisis sobre la crisis institucional de aquella hermana nacion.
Bonito blog por cierto, muy buena y bella fotografa, usted.
Gracias por la visita, Manuel. Y sobre todo por los halagos a la fotografía!
Con respecto al tercero sentimental, no estoy de acuerdo contigo. Quizás para el hombre sí sea en general un motivo de divorcio, pero te aseguro que no lo es siempre para la mujer.
En mi caso personal, dos divorcios, nunca hubo un tercero. Y conozco a muchas mujeres como yo.
Ya pasaré por tu blog a leer sobre Ecuador y a visitarte.
Saludos
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