Dicen que las mentiras que se repiten mil veces, se convierten en verdades.
Hoy necesito alguien que me mienta mil veces o más. Las veces que sea necesario.
Que me diga que todo va a estar bien, que Venezuela va a salir de esto para convertirse en el mejor lugar del mundo para vivir. Un lugar donde todos tenemos trabajo, un lugar en el que podemos caminar por la calle sin miedo, un lugar donde podemos pensar y opinar lo que nos provoque y decirlo, sin faltarle el respeto a nadie, pero sin miedo a que nos cosan la boca.
Quiero alguien que me diga que puedo dormir tranquila cuando mis hijos están en la calle porque van a llegar a casa sanos y salvos .
Que mañana puedo decidir ahorrar para comprar un aire acondicionado, remodelar la cocina y comprar un carrito para mi hijo menor, y que con esfuerzo y trabajo podré hacerlo dentro de algunos meses.
Quiero que me digan que podré ir de vacaciones y conocer lugares que no conozco, que mis padres pasarán sus últimos años sin angustias, que mis hijos querrán quedarse en el país cuando se gradúen porque aquí se vive mejor que en cualquier otro lugar del mundo.
Quiero que me digan que después de éste, vendrá un gobierno que sí aprovechará la riqueza del petroleo para mejorar la vida de los que no tienen nada. Que hará un sistema de transporte público limpio y organizado que nos permitirá usar el carro solamente los fines de semana y movernos sin tapujos en autobuses y metros. Que las calles serán transitables, sin trancas descomunales y huecos como trincheras. Que todos nuestros niños y jóvenes recibirán una educación de calidad y que no llegaran a la universidad sin saber distinguir un sujeto de un predicado o sabiendo que la luna no tiene luz propia sino que refleja la luz del sol. Que todos los ancianos serán atendidos de la mejor manera posible y sin costos impagables.
Quiero que me digan que mis nietos nacerán aquí, que mis hijos me los traerán a casa los domingos para verlos crecer sanos y sin miedo a ser secuestrados.
Quiero que me aseguren que podremos ir vestidos de cualquier color por la calle sin temor a que alguien nos lance una botella. Que podremos darnos la mano y compartir un café aunque pensemos distinto y podamos, con el café con leche comernos un revoltillo, (porque siempre hay huevos), mientras nos explicamos por qué pensamos como pensamos.
Quiero que me prometan que todavía hay tiempo para ver esto hecho realidad antes de morirnos de viejos o de depresión y angustia.
Porque quiero pensar en otra cosa que no sea la vida que estamos llevando. Que no estamos viviendo sino sobreviviendo. Quiero pensar que puedo vivir aquí porque no quiero estar en ningún otro lugar. Pero que puedo vivir sin sentirme enferma, sin antidepresivos ni pastillas para la ansiedad que me roba el sueño.
Miéntanme por favor, pero miéntanme mil veces, cien mil veces, o las veces que sea necesario para que las mentiras se hagan realidades, o al menos para que yo me las crea y pueda tener ganas de seguir viviendo en mi país... de seguir viviendo... o de empezar a dejar de sobrevivir para volver a vivir.
Hoy necesito alguien que me mienta mil veces o más. Las veces que sea necesario.
Que me diga que todo va a estar bien, que Venezuela va a salir de esto para convertirse en el mejor lugar del mundo para vivir. Un lugar donde todos tenemos trabajo, un lugar en el que podemos caminar por la calle sin miedo, un lugar donde podemos pensar y opinar lo que nos provoque y decirlo, sin faltarle el respeto a nadie, pero sin miedo a que nos cosan la boca.
Quiero alguien que me diga que puedo dormir tranquila cuando mis hijos están en la calle porque van a llegar a casa sanos y salvos .
Que mañana puedo decidir ahorrar para comprar un aire acondicionado, remodelar la cocina y comprar un carrito para mi hijo menor, y que con esfuerzo y trabajo podré hacerlo dentro de algunos meses.
Quiero que me digan que podré ir de vacaciones y conocer lugares que no conozco, que mis padres pasarán sus últimos años sin angustias, que mis hijos querrán quedarse en el país cuando se gradúen porque aquí se vive mejor que en cualquier otro lugar del mundo.
Quiero que me digan que después de éste, vendrá un gobierno que sí aprovechará la riqueza del petroleo para mejorar la vida de los que no tienen nada. Que hará un sistema de transporte público limpio y organizado que nos permitirá usar el carro solamente los fines de semana y movernos sin tapujos en autobuses y metros. Que las calles serán transitables, sin trancas descomunales y huecos como trincheras. Que todos nuestros niños y jóvenes recibirán una educación de calidad y que no llegaran a la universidad sin saber distinguir un sujeto de un predicado o sabiendo que la luna no tiene luz propia sino que refleja la luz del sol. Que todos los ancianos serán atendidos de la mejor manera posible y sin costos impagables.
Quiero que me digan que mis nietos nacerán aquí, que mis hijos me los traerán a casa los domingos para verlos crecer sanos y sin miedo a ser secuestrados.
Quiero que me aseguren que podremos ir vestidos de cualquier color por la calle sin temor a que alguien nos lance una botella. Que podremos darnos la mano y compartir un café aunque pensemos distinto y podamos, con el café con leche comernos un revoltillo, (porque siempre hay huevos), mientras nos explicamos por qué pensamos como pensamos.
Quiero que me prometan que todavía hay tiempo para ver esto hecho realidad antes de morirnos de viejos o de depresión y angustia.
Porque quiero pensar en otra cosa que no sea la vida que estamos llevando. Que no estamos viviendo sino sobreviviendo. Quiero pensar que puedo vivir aquí porque no quiero estar en ningún otro lugar. Pero que puedo vivir sin sentirme enferma, sin antidepresivos ni pastillas para la ansiedad que me roba el sueño.
Miéntanme por favor, pero miéntanme mil veces, cien mil veces, o las veces que sea necesario para que las mentiras se hagan realidades, o al menos para que yo me las crea y pueda tener ganas de seguir viviendo en mi país... de seguir viviendo... o de empezar a dejar de sobrevivir para volver a vivir.